miércoles, 11 de marzo de 2015

LA POLÍTICA ESPAÑOLA TRAS EL 11-M: OSCURA ANOMALÍA



El árbol de la vergüenza continúa impidiendo ver el bosque de los ausentes. Siguen denominando «Bosque del Recuerdo» al monumento próximo a la estación de Atocha en homenaje a las víctimas de los atentados terroristas en Madrid aquel 11 de marzo de 2004. ¿Es esto sarcasmo, rechifla o humor negro? 
 Por orden de la autoridad, poco después de la masacre, las víctimas del terrorismo en el conjunto del continente («Día Europeo de las Víctimas del Terrorismo»; ¿y por qué no, mundial?), comparten una misma fecha de referencia para honrar a sus muertos. ¿No es esto democrático e igualitario? A este paso, en un futuro no lejano, tal vez las víctimas de aquel día funesto sólo recibirán público homenaje el Día de Difuntos.
Del mismo modo que un atentado terrorista no debe confundirse con un mero accidente, no todos los muertos pueden ser enterrados en una misma fosa común. Tras el 11-S, un clamor general se extendió desde el cráter de Manhattan a toda la nación americana: «Nunca olvidaremos». De la Zona Cero a la justa reparación. En ello siguen, a pesar de algunos. 
Aquí, en cambio, once años después del ataque frontal al corazón del país, el golpe de mano que propició el cambio brusco del Gobierno vigente (objetivo alcanzado), los políticos y gran parte del gentío ya están en otra cosa. Los profetas de la Ley de Memoria Histórica declaran que hay que olvidar, pasar página, mirar al futuro… 


Sin embargo, la verdad, todos saben. Y todos callan…
Tras el humo de las bombas, una bomba de humo, de distracción y ocultamiento, nubla el horizonte de la vida política en España, haciendo de ella, en su conjunto, una oscura anomalía.
España entre el olvido, el silencio y el puro humo.

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