domingo, 22 de julio de 2012

LA CANCIÓN DEL VERANO: ¡RESCÁTAME!



España, como «país soberano», no llega a los exámenes de septiembre. Y si llega, no pasará la prueba, no aprobará. El motivo es muy sencillo: no ha hecho los deberes, ni piensa hacerlos. Y ya se han consumido todas las convocatorias. ¿Para esto ha servido tanta «Educación para la Ciudadanía»…?

España, como Estado de las Autonomías, es un Estado fallido. Así de claro. No es viable. Ni deseable que lo sea, al precio de la pérdida de unidad y estabilidad nacional, así como del empobrecimiento general en beneficio de unos pocos. En la Transición se engañó a la Nación. Así, sin más. A lo que nos han dejado de España hay que ponerle solución y arreglo. Antes de que no nos quede nada.

España, como Nación, ya no tiene, en la práctica, poder de decisión. «Territorial» y socialmente está dividida y enfrentada hasta la autodestrucción. El actual Gobierno de la Nación (¿centro-derecha?) se encuentra sobrepasado por las circunstancias. No ha tomado ni va a tomar la Gran Decisión que dejaría respirar a la estrangulada sociedad española, a saber: desmantelar el Estado Autonómico y «de Bienestar». No se atreve. Probablemente, tampoco desee hacerlo. A partir de ahora sólo va a intentar salvarse a sí mismo, como Ejecutivo y como partido. Los grupos nacionalistas y la izquierda política ya ni siquiera disimulan sus inclinaciones sustanciales: echarse al monte; decretar, de nuevo y unilateralmente, el Estat Català; volver a impulsar la Revolución de Octubre.

España, como sea, debe ser rescatada. Esta es hoy la salida patriótica al callejón sin salida en que se encuentra. Necesita un Gobierno de técnicos —no de políticos—, tutelado por la Unión Europea y el FMI, que haga lo que hay que hacer. Porque los españoles no tienen lo que hay que tener... ¿Qué pasará? No teman, no será para peor. 

La derecha dejará hacer; y además se sentirá aliviada: ¡qué inventen otros! A la izquierda política y a los partidos nacionalistas le resultará más difícil oponer resistencia y fuerza a un Ejecutivo que actúe desde Bruselas, descalificándolo con el sambenito de «derecha franquista» y ya está. No digo que no lo hagan; lo harán: les hemos oído tildar de «franquistas» hasta a los ¡Reyes Católicos…! Les quedará, eso sí, la acción directa basada en vociferar contra el «neoliberalismo salvaje» y los «Mercados». Pero, éstos están y estarán, durante bastante tiempo, muy lejos de aquí… Mientras tanto, y hasta que volvamos a la normalidad democrática y nacional, con un poco de suerte y mucho esfuerzo, habrá que practicar la cura de España, que le permita recuperarse y seguir adelante.

En consecuencia, ánimo, rescátennos, please. No nos den el verano. Dennos la canción del verano. 


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