lunes, 26 de julio de 2010

PRESUMIDO CAMALEÓN


«No presumir, sino hacer. Se fingen muy ocupados los que no tienen en qué. Lo convierten todo en misterio sin ninguna gracia: son camaleones que se alimentan de aplausos, provocando mucha risa. Si la vanidad siempre causó enfado, aquí risa: las hormiguitas del honor van mendigando hechos. El sabio no debe hacer ostentación ni de sus más importantes cualidades: hay que contentarse con hacer y dejar para otros el hablar. Que haga cosas, pero que no las pregone. No hay que alquilar una pluma de oro para que escriba sucias mentiras que nadie cree. Mejor es aspirar a ser héroe que aspirar únicamente a parecerlo.» 
(Baltasar Gracián, Oráculo manual y arte de prudencia).


Leyendo este sugerente aforismo de Baltasar Gracián, siento curiosidad de saber más cosas de los bichos camaleónicos ahí traídos a cuento y busco información acerca de los mismos en la Red.
En una enciclopedia del mundo animal cogida al vuelo, muy informativa sobre bichos de todas las clases, leo que el camaleón es un reptil que se va por las ramas y que cuando baja al suelo —conducta que practica rara vez— lo hace de forma lenta y con la cola levantada. Leo también que tiene la cabeza muy dura, ojos saltones y una lengua muy larga, que se despliega de manera fenomenal para capturar a sus presas, acción que realiza con gran habilidad al tener en su extremo una sustancia muy pegajosa. Ah, y parece que no tiene oído externo. Las extremidades son largas y delgadas, terminadas en poderosas manos que usa a modo de pinzas para asirse a las ramas y trepar.
El nombre de «camaleón» significa «león de tierra», no que sea de tierras de León (España). Los camaleones son conocidos por el gran público debido a su extraordinaria habilidad para cambiar de color según las circunstancias, portento que no pocos celebran y aplauden a rabiar. Quizá es que han sido mordidos por el bicho. Lo que acaso no sepan todos es que el camaleón suele cambiar también de piel, como les pasa a las serpientes. O sea, que el camaleón es todo un artista del camuflaje.
Puesto que en democracia hay gustos para todos, sépase, en fin, que no falta quien hace del camaleón su mascota. ¡Qué gente más rara! Por ello, su exportación a otros países esté expresamente prohibida. Con tenerlo aquí ya es bastante. Por lo que a mí respecta, me llama mucho la atención una advertencia dirigida a posibles personas interesadas en hacerse con alguna de estas piezas, según la cual el camaleón «puede estresarse hasta fallecer si está continuamente sometido a las tonalidades rojizas puesto que no puede metabolizarlas.»
Esto sí que es para tomárselo a risa. Ya lo dice Gracián: «son camaleones que se alimentan de aplausos, provocando mucha risa». Gracias, Gracián.
Comoquiera que lo arriba descrito trata, en el fondo, de un asunto muy serio, pasen y vean el siguiente video donde aparece un camaleón verdaderamente divertido.

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